El Museo Carnavalet posee la colección más importante del mundo dedicada a la Revolución Francesa.
- Los estados generales - 1789
- La toma de la Bastilla - 1789
- La Fiesta de la Federación - 1790
- DE LA MONARQUÍA CONSTITUCIONAL A LA PROCLAMACIÓN DE LA REPÚBLICA - 1791-1792
- La caída de la monarquía y el destino de la familia real - 1792-1793
- La medicíon del tiempo: el calendario republicano y la hora decimal
- La convencíon - 1792-1794
- El directorio - 1795 - 1799
- La Revolución y la guerra - 1792-1799
- DESTROZOS, TABLA RASA E INVENCIÓN DEL PATRIMONIO PARISINO
En la década de 1780, criticado desde hacía tiempo por los filósofos de la Ilustración, el modelo de la monarquía absoluta estaba exangüe. Muchos franceses que pasaban hambre, no tenían trabajo y estaban indignados por las desigualdades, incluso en los barrios periféricos parisinos, lanzaron una insurrección contra el régimen, que no solo era incapaz de responder a las expectativas de reforma, sino que además se veía desestabilizado por la crisis financiera y la deuda del Estado. El rey no tuvo más remedio que convocar a los Estados Generales, que comenzaron su labor el 5 de mayo de 1789. Era la primera vez que esto sucedía desde 1614. Los representantes de los tres órdenes (el clero, la nobleza y el estado llano o tercer estado) traían las reivindicaciones de sus electores consignadas en los cuadernos de petición. La Revolución todavía no había comenzado: los franceses amaban a su rey y esperaban de él que pusiera un término a los abusos de los más privilegiados. Sin embargo, los diputados reunidos en Versalles no lograban ponerse de acuerdo. Después de un mes de una situación totalmente bloqueada, el 17 de junio de 1789, el tercer estado, junto con algunos miembros de la nobleza y del clero, decidió constituirse en Asamblea Nacional. Considerando que representaban la soberanía popular, los diputados de 1789 realizaban así su primer acto verdaderamente revolucionando, marcando el fin de la monarquía absoluta.
Los estados generales - 1789
Una sociedad de órdenes
En vísperas de la Revolución, Francia contaba con aproximadamente 28 millones de habitantes repartidos en tres categorías llamadas órdenes o estados. Según su función en la sociedad, los individuos pertenecían a uno u otro orden, y los órdenes iban de los más privilegiados a los menos privilegiados. En aquella época, rezar y luchar por el rey se consideraban actividades más honorables que trabajar. Por tanto, los religiosos constituían el primer orden, o clero, y los nobles, cuya misión era el servicio militar, el segundo orden. Sin embargo, el 98 % de los franceses, es decir, la burguesía, los obreros, los artesanos y los campesinos formaban parte del tercer orden llamado estado llano o tercer estado. En esta ilustración anónima de 1789, un viejo campesino, que representa al tercer estado, lleva sobre sus espaldas a un religioso, con la cruz al cuello, y a un noble, con espada. Esta caricatura simboliza el peso del impuesto que, bajo el Antiguo Régimen, recaía casi exclusivamente sobre el estado llano. En tal sentido, denuncia una doble desigualdad: los menos privilegiados son también los que más impuestos pagan. A finales del siglo XVIII, las desigualdades se hicieron aún más acuciantes y provocaron un gran descontento. El pie de la ilustración indica que el pueblo espera que la situación cambie pronto. Este tipo de representaciones de los tres órdenes tenían una enorme difusión en los soportes más variados.
A faut esperer q'eu se jeu la Finira bentot [sic]
Saladier aux trois ordres inscrit inscrit "LA LOI / ET / LE ROY"
Pichet aux trois ordres
El juramento del juego de pelota
El 20 de junio de 1789, en Versalles, los diputados del tercer estado, acompañados por algunos representantes de la nobleza y del clero, se reunieron en el pabellón destinado al juego de pelota porque el rey les había prohibido el acceso a la sala de sesiones habitual. Los diputados allí reunidos juraron no separarse hasta adoptar una Constitución para el reino. Querían que Francia dejara de ser una monarquía absoluta, en la que el rey tuviera todos los poderes, y se convirtiera en una monarquía constitucional, en la que sus poderes estuvieran limitados por la Constitución. Para celebrar el Juramento del juego de pelota, la Asamblea Constituyente —según el nombre adoptado por los Estados Generales a partir de junio de 1789— le encargó un cuadro al pintor Jacques-Louis David, cuyo esbozo podemos ver aquí. En el centro, Jean-Sylvain Bailly, futuro alcalde de París, lee el Juramento. Los diputados están agrupados más allá de una línea imaginaria, como si fuese un escenario de teatro, de esta manera tal que aquel que mira el cuadro tiene la impresión de ser un espectador. Este aspecto teatral se ve acentuado por los brazos alzados de los diputados que prestan juramento, entre los que podemos distinguir a Robespierre, Mirabeau, el abate Grégoire y Barnave. Sentado a la derecha, Joseph Martin-Dauch, el único diputado que se niega a prestar juramento, mantiene los brazos cruzados como señal de protesta. En el primer plano, al centro, dos miembros de la Iglesia católica y un pastor protestante ilustran el acercamiento entre cristianos de distintas confesiones y el apoyo brindado por una parte del clero al proyecto de monarquía constitucional.
Serment du Jeu de paume, le 20 juin 1789
En 1789, mientras el rey convocaba a los Estados Generales, los parisinos sufrían un invierno muy crudo, el aumento del precio del pan y una escasez del trabajo cada vez mayor.
En julio, la concentración de regimientos extranjeros alrededor de Versalles hizo que corriera un rumor de «complot aristocrático» en contra de la Asamblea. Una revuelta organizada a partir del 12 de julio a favor de Necker y del duque de Orléans, dos liberales que habían caído en desgracia ante el rey, se transformó en una insurrección multitudinaria. En todas las puertas de París, desde hacía dos días el pueblo quemaba las barreras en las que se percibían los arbitrios para ingresar a la ciudad. El día 14, los rebeldes invadieron el cuartel de los Inválidos en busca de armas para proteger al pueblo y de allí se dirigieron al Ayuntamiento. Jacques de Flesselles, preboste de los mercaderes de París, fue asesinado ante la sospecha de que poseía armas. Como no les quedaban municiones, los insurrectos se dirigieron a la Bastilla, donde se encontraba la mayor reserva de pólvora de la capital. Allí, el gobernador De Launay intentó resistir junto con sus soldados, antes de rendirse y de ser a su vez asesinado. La toma de la Bastilla causó más de un centenar de muertes, entre ellas las de los primeros mártires de la Revolución.
Simultáneamente, se instauró un poder municipal, con Jean-Sylvain Bailly como primer alcalde de París. Luis XVI, por su parte, renunciando a la represión, se dirigió hacia la ciudad el 17 de julio, donde aceptó recibir la escarapela patriótica y reconoció la nueva Comuna, así como la nueva Guardia Nacional, una milicia de voluntarios creada el
14 de julio.
La toma de la Bastilla - 1789
La demolición de la Bastilla
Para los parisinos, la antigua fortaleza de la Bastilla transformada en cárcel se había convertido en el símbolo del poder absoluto del monarca francés, ya que cualquiera podía ser encarcelado sin juicio previo, por simple orden del rey. El 14 de julio de 1789, cuando los sublevados tomaron el lugar para apoderarse de las armas y de las municiones, la cárcel estaba casi vacía. Esa misma noche, Pierre-François Palloy, que tenía una pequeña empresa de construcción, envió a sus obreros a demoler el edificio, símbolo del absolutismo. Al paso que organizaba visitas a las obras de demolición, Palloy mandaba fabricar objetos conmemorativos a partir de trozos de la fortaleza, entre ellos, muchas maquetas como la que presentamos aquí, tallada en un bloque de piedra de la antigua cárcel. Palloy envió estos modelos reducidos a los 83 departamentos franceses que se acababan de crear, así como a los ministros, al propio Luis XVI e incluso a personalidades extranjeras como el primer presidente de los Estados Unidos, George Washington.
La Bastille (oeuvre exécutée dans un bloc de pierre provenant de la Bastille)
Juramento de los niños ("Serment des Enfans.")
Prise de la Bastille par les gardes françaises et les bourgeois de Paris le 14 juillet 1789
La Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano
La Asamblea Constituyente adoptó la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano el 26 de agosto de 1789. La presentación de sus diecisiete artículos se parece a la de las Tablas de la Ley que lleva inscritos los diez mandamientos que Dios dictó a Moisés. Las dos columnas están separadas por símbolos revolucionarios: los fasces (emblema de la unión y la fuerza), la pica (arma preferida por los manifestantes del pueblo) y el gorro frigio (símbolo de la libertad recuperada por el esclavo liberado). Se observa asimismo una corona de laureles, símbolo de gloria, y una serpiente que se muerde la cola, emblema de eternidad. La Declaración está rodeada por dos figuras alegóricas: a la izquierda, Francia rompiendo las cadenas del absolutismo monárquico y, a la derecha, la Fama sujetando el cetro de la Razón. En la parte superior, el triángulo radiante de la Igualdad, contiene el ojo abierto de la Providencia (que evoca a Dios vigilando a la Humanidad). El texto, inspirándose en la filosofía de la Ilustración, indica los derechos «naturales e imprescriptibles del hombre». Es la base de un mundo nuevo, fundado en la libertad de cada individuo y en la igualdad de todos ante la ley. La Declaración insiste además en las libertades fundamentales: cada quien es libre de expresarse, reunirse y practicar una religión. La influencia de este texto en todo el mundo ha sido inconmensurable.
Déclaration des droits de l'homme et du citoyen.
Desde julio de 1789, para luchar contra el desorden y la inseguridad que la Revolución podía generar, en muchos pueblos y ciudades, los hombres tomaban las armas, formaban guardias nacionales y organizaban reuniones a las que asistían centenas de miles de personas. La fraternización de los «federados» alcanzó su punto álgido en París, en la gigantesca concentración nacional organizada el 14 de julio de 1790: la Fiesta de la Federación. Esta conmemoración del primer aniversario de la toma de la Bastilla se celebró en el Champ-de-Mars bajo la dirección del marqués de La Fayette: 50 000 personas procedentes de los ochenta y tres departamentos franceses recientemente creados (el 15 de enero de 1790) desfilaron delante de la familia real y más de 400 000 parisinos. La Fiesta de la Federación pretendía demostrar la adhesión de los franceses y de su monarca al proyecto constitucional. Durante el acto, la multitud prestó juramento «a la Nación, a la ley y al rey» en medio de un entusiasmo que ni siquiera el mal tiempo pudo estropear. Sin embargo, esa imagen de unanimidad ocultaba serias tensiones. La Revolución no estaba terminada y en algunas regiones de Francia comenzaba la guerra civil.
La Fiesta de la Federación - 1790
La Fiesta de la Federación
El 14 de julio de 1790 en el Champ-de-Mars, se celebró una gran fiesta nacional, denominada Fiesta de la Federación, para conmemorar el primer aniversario de la toma de la Bastilla: 50 000 hombres y mujeres de los 83 departamentos franceses desfilaron ante la familia real y más de 400 000 parisinos. Una muchedumbre inmensa prestó juramento «a la Nación, a la ley y al rey», como ilustra este cuadro pintado por Charles Thévenin en 1796. Los diputados de la Asamblea Constituyente, agrupados en la tribuna de la derecha, debían redactar la primera Constitución del reino. En las escaleras, vemos a Luis XVI, que presta juramento a la futura Constitución, junto a Bailly, el alcalde de París. Más atrás, la reina María Antonieta presenta a la multitud al delfín y heredero de la corona, de cinco años de edad. En la parte izquierda del cuadro, el pintor muestra la misa celebrada frente al altar de la Patria, símbolo de la Nación. Aunque los franceses aclamaban las nuevas ideas introducidas por la Revolución, seguían muy apegados a la persona del rey. Durante varios días, pensando que la Revolución estaba terminada, se organizaron en París numerosos bailes, fiestas y banquetes. Sin embargo, esta imagen de unanimidad ocultaba las muchas tensiones que vivía el país, y las revueltas y los amotinamientos que surgían en varias regiones.
Vue de la fête donnée sur le plan de la Bastille
Al ver que la nueva monarquía socavaba su poder, Luis XVI intentó huir al extranjero en la noche del 20 de junio de 1791. Detenido en Varennes, cerca de la frontera con Alemania, el rey y su familia debieron regresar al palacio de Tullerías en medio de la hostilidad del pueblo. La idea de proclamar una república comienza a tomar forma. Tras acallar a los radicales y declarar al rey inviolable, la mayoría de los diputados optó por la monarquía constitucional: el 14 de septiembre, el rey juró defender la Constitución. La Asamblea Constituyente cedió lugar a una Asamblea Legislativa, en la que se impuso de inmediato el problema de la guerra. Las cortes europeas, al igual que los emigrados franceses, que eran la élite del ejército del antiguo régimen, percibían el nuevo sistema francés como una amenaza. La Revolución constituía así un riesgo de invasión para Francia. Previniendo el peligro, los franceses declararon la guerra a Austria el 20 de abril de 1792. Paralelamente, el rey ocultaba cada vez menos su doble juego y los diputados más activos preparaban una insurrección. En la noche del 9 al 10 de agosto, un municipio electivo llamado Comuna remplazó al antiguo municipio. El día 10, los federados y los obreros de la periferia atacaron el palacio de Tullerías. El rey fue destituido pero hubo que esperar al 22 de septiembre para ver proclamada la República. Los franceses estaban enardecidos: dos días antes, en Valmy, un ejército federado improvisado había vencido a los prusianos. Se constituyó una nueva asamblea, la Convención Nacional, elegida por sufragio universal masculino.
DE LA MONARQUÍA CONSTITUCIONAL A LA PROCLAMACIÓN DE LA REPÚBLICA - 1791-1792
La huida del Rey
Una vez aplicada la tinta sobre la plancha de madera grabada con el motivo que se deseaba estampar, se colocaba la hoja que serviría de soporte para la lámina. Esta técnica se denomina xilografía (o grabado en madera). En este caso, Jean-Baptiste Letourmi representó el arresto del rey y de su familia en Varennes. En la noche del 20 al 21 de junio de 1791, Luis XVI abandonó París junto con la reina y el delfín, además de su hermana Madame Élisabeth, su hija Madame Royale y su gobernanta Madame de Tourzel, todos vestidos como simples burgueses. El rey juró defender la Constitución que se acababa de votar y concedió parte del poder del Estado a los diputados, aunque secretamente intentaba restablecer su poder absoluto. La familia real huyó hacia el este de Francia con el propósito de sumarse a las tropas fieles al rey o de cruzar la frontera en busca del apoyo de los ejércitos extranjeros y los nobles franceses que habían emigrado. Sin embargo, casi al final de un viaje con muchas peripecias, el maestro de postas Jean-Baptiste Drouet, habiendo reconocido a Luis XVI, salió a perseguir la berlina real, interceptándola en la pequeña localidad de Varennes. La familia real fue conducida a París en medio de los insultos del pueblo. Este episodio marca uno de los hitos principales de la Revolución Francesa, ya que la huida de Luis XVI se consideró una traición, por lo cual a partir de ese momento parte del pueblo denegó su apoyo al soberano. Muchos empezaron a pensar que el país podría prescindir del rey y convertirse en una república.
Arrestation du roi et de sa famille à Varennes le 22 juin 1791
Arrestation du roi et de sa famille a Varenne le 22 juin 1791
Los sans-culotte
Este retrato pintado por Louis-Léopold Boilly hacia 1792 es la primera representación conocida de un sans-culotte, denominación que recibían los revolucionarios que llevaban un pantalón amplio en vez de calzones cortos (o culotte), vestimenta de aristócratas y burgueses. Los sans-culottes también llevaban un gorro frigio rojo decorado con una escarapela tricolor, que evocaba a los esclavos libertos de la antigua Roma. Las rayas de la camisa se habían tomado de la «moda revolucionaria» venida de América, mientras que la pipa y los zuecos mostraban que se trataba de un hombre de pueblo. Los sans-culottes pertenecían a las clases populares urbanas y querían una República igualitaria basada en la soberanía popular. Se reunían para debatir en asambleas de barrio y en clubes políticos radicales. Eran partidarios de la acción directa y, como tales, participaron en el asalto al palacio de Tullerías del 10 de agosto de 1792 que precipitó la caída de la monarquía. El sans-culotte que vemos aquí lleva una bandera tricolor. Esta bandera, que nació con la Revolución, asocia los colores rojo y azul de la ciudad de París con el blanco de la monarquía. Los tres colores aparecieron primero en forma de escarapela y, más tarde, en 1794, la Convención Nacional impuso las franjas verticales y el orden de los colores. La bandera lleva la inscripción «La liberté ou la mort» (Libertad o muerte) que en esa época se usaba tanto como «Libertad, Igualdad, Fraternidad». Esta otra divisa pasaría a ser la divisa oficial de la República Francesa.
Retrato del cantante Simon Chenard (1758-1832), en traje de sans-culotte
Sans-culottes en armes : sans-culotte, factionnaire, charretier, fort des halles, savetier, menuisier, fusil à baïonnette, pique, bonnet, costume
Después de la toma del palacio de Tullerías el 10 de agosto, el 21 de septiembre el rey fue destituido y arrestado con su familia en la Torre del Temple. En adelante, los revolucionarios lo llamarían Luis Capet, no solo en referencia a su ancestro Hugo Capet, sino también y sobre todo para marcar su nueva situación de simple ciudadano. Descubierto el «armario de hierro», un armario lleno de documentos que probaban que el rey mantenía una alianza con los soberanos extranjeros y había conseguido corromper a muchas figuras del mundo político, la Convención decidió organizar el proceso del rey. Después de largos debates, el rey fue declarado culpable casi por unanimidad, aunque fue condenado a muerte por una escasa mayoría.
Luis XVI fue guillotinado el 21 de enero de 1793 en la plaza de la Revolución (actual plaza de la Concordia), seguido por María Antonieta el 16 de octubre y por Madame Élisabeth, la hermana del rey, pocos días después. El hijo del rey, que debía sucederle como Luis XVII, murió en la cárcel de la Torre del Temple el 8 de junio de 1795. Madame Royale, su hermana, fue intercambiada por otros prisioneros también en 1795. La ejecución del rey, considerada un sacrilegio por muchos franceses y europeos, aceleró los acontecimientos. En especial en el oeste del país, numerosos franceses se negaron a sumarse al ejército republicano y tomaron las armas en contra de la Revolución. Simultáneamente, se constituyó una amplia coalición europea que tuvo como consecuencia la radicalización de los revolucionarios franceses.
La caída de la monarquía y el destino de la familia real - 1792-1793
La carcel del Temple
Habit du dauphin Louis XVII
Portrait de Marie-Antoinette au Temple
Révolution française : La famille royale dans le jardin du Temple, en compagnie de Cléry. 4ème arrondissemnent
La reforma del calendario es muy reveladora de la actitud de los revolucionarios frente al tiempo y a la historia. Con la voluntad de dominar el tiempo, la Convención intentó adaptar los hábitos de los franceses a los nuevos valores de la República.
El 20 de septiembre de 1793, el diputado Gilbert Romme presentó ante la Convención un informe sobre lo que sería poco después el calendario republicano, cuyo objeto era sustituir el calendario gregoriano. Después de algunos ajustes, el decreto del 4 de frimario del año II (24 de noviembre de 1793) fijó su forma definitiva.
El comienzo del calendario republicano se estableció el día 1 de vendimiario del año I (22 de septiembre de 1792), día de la proclamación de la República. El año republicano estaba dividido en doce meses de treinta días cada uno, además de seis días añadidos a fin de año. Cada mes estaba dividido en tres periodos de diez días o décadas. Los nombres de los meses y de los días, inventados por el poeta Fabre d’Églantine, hacían referencia a los ciclos de la naturaleza y los trabajos agrícolas. El calendario revolucionario sobrevivió hasta el 1 de enero de 1806: incluso al principio del Imperio napoleónico, muchos símbolos republicanos se seguían usando para mancomunar a los franceses.
Otro cambio del calendario concierne a la división decimal del día: diez horas, divididas en diez partes y estas a su vez en otras diez. Esta voluntad de uniformizar todos los sistemas de medición se enfrentó a tantas dificultades a la hora de aplicarla a la relojería que quedó sin efecto en 1795.
La medicíon del tiempo: el calendario republicano y la hora decimal
La hora decimal
Este reloj, fabricado hacia 1795, es un objeto bastante inusitado ya que está regulado según el sistema decimal establecido durante la Revolución. Bajo el Antiguo Régimen, las unidades de medida eran muy distintas de una región a otra de Francia, lo cual dificultaba la vida cotidiana y era un freno para el comercio. En 1790, la Asamblea Nacional pidió a los miembros de la Academia de Ciencias que estudiasen un sistema de pesos y medidas más sencillo y unificado para todo el país. Los miembros de la Academia inventaron el metro, el kilogramo y el litro, basados en el sistema decimal. Y no solo eso: todo tenía que ser divisible por diez. Las semanas tendían diez días; los días, diez horas; las horas, cien minutos y los minutos, cien segundos. La mayoría de los relojes decimales son relojes esqueleto como el que vemos aquí: sus engranajes están a la vista en el centro de la esfera mayor, que indica la división duodecimal del tiempo, es decir en doce horas. En la esfera de abajo se indican las divisiones decimales, es decir, las diez horas, así como el nombre de los meses del nuevo calendario republicano, que comienza el 1 de vendimiario del año I (22 de septiembre de 1792), día de la proclamación de la República. Si bien el sistema decimal nunca se ha podido aplicar realmente a las horas, el calendario republicano se mantuvo vigente hasta el 1 de enero de 1806.
Péndulo esqueleto
La historia de la Convención estuvo marcada por la lucha entre dos grupos políticos: los «girondinos», opuestos a la ampliación de la participación popular y partidarios del liberalismo económico, y los «montañeses», más afines a los sans-culottes y favorables a la generalización de las medidas de urgencia.
En la primavera de 1793, la Convención creó un Comité de Salvación Pública, comités de vigilancia en cada municipio y un Comité de Seguridad General en París. La ley común quedó relegada detrás de las medidas de excepción, que socavaban la democracia.
Después de la derrota de los girondinos del 2 de junio de 1793, los montañeses sometieron a votación una nueva constitución, llamada Constitución del año I, más social y democrática. Si bien nunca se aplicó, dejó una huella indeleble para el siglo siguiente.
Los diputados, atenazados entre la guerra civil y la invasión del territorio francés, votaron leyes que pretendían defender la República y a la vez instaurar una nueva sociedad, más igualitaria, cuya herencia ha sido muy discutida: por un lado, la dictadura justificaba su violencia, reprimía toda forma de oposición y excluía a las mujeres de la vida política, mientras que, por el otro, los diputados definían una política nacional de acción social y votaban la primera ley de educación obligatoria y el primer texto de abolición de la esclavitud de la Historia. Sin embargo, el 10 de junio de 1794, la ley del 22 de pradial intensificó más todavía la represión política. El arresto de Robespierre y de sus aliados el 9 de termidor del año II (27 de julio de 1794) fue una muestra de la voluntad de temperar la Revolución.
La convencíon - 1792-1794
Maximiliano de Robespierre
Maximiliano de Robespierre era un abogado nacido en Arrás, al norte de Francia, elegido diputado del tercer estado en 1789. Apodado «el Incorruptible», se hizo famoso desde el principio de la Revolución por su gran carácter y por la fuerza de sus discursos. Fue reelegido para la Convención, que gobierna Francia entre 1792 y 1795, asamblea en la que formaba parte de los diputados de izquierda más extremistas, que adoptaron el nombre de «montañeses». Cercanos a los sans-culottes, estos estaban abiertos a las reivindicaciones populares. Aquí Robespierre no aparece como un político en acción, sino como alguien distinguido, con el pelo impecablemente empolvado y ataviado con elegancia. Como miembro del Comité de Salvación Pública, Robespierre desempeñó un papel importante en el Gobierno revolucionario. Esta organización política, fundada en la primavera de 1793, debía salvar la República, amenazada por la guerra fuera de las fronteras de Francia y por las sublevaciones en el interior del país y las luchas entre los republicanos. Robespierre, acusado de ser un tirano, fue arrestado el 9 de termidor del año II (27 de julio de 1794) y guillotinado al día siguiente junto con su hermano y algunos amigos.
Portrait de Maximilien De Robespierre (1758-1798), homme politique
La guillotina
Este modelo reducido es una reproducción fiel de una guillotina del periodo revolucionario. Consiste en una estructura de dos montantes verticales con correderas por las que se desliza la cuchilla. El condenado, con las manos atadas, era acostado sobre una báscula, con la cabeza aprisionada por el cepo. Después de la ejecución, la cabeza caía en una caja de madera mientras que en una cesta de mimbre (aquí representada en madera) se recogía el cuerpo.
La guillotina debe su nombre al médico y diputado del tercer estado en 1789 Joseph-Ignace Guillotin. Sin embargo, no fue él el inventor de esta máquina, sino el doctor Louis, en 1791. Máquinas similares existían, en realidad, desde la Edad Media, tanto en Francia como en el extranjero. Sin embargo, Guillotin propuso bajo la Revolución que este modo de ejecución, que reducía el sufrimiento, fuera utilizado para todos los crímenes y todos los condenados, sin importar su condición social.
La guillotina se utilizó por primera vez el 25 de abril de 1792, aunque se hizo mucho más frecuente después de la ejecución de Luis XVI, el 21 de enero de 1793. Siguió en vigor, en Francia, hasta la abolición de la pena de muerte en 1981.
Modèle réduit de guillotine avec le panier servant à la réception du corps
Une exécution capitale, place de la Révolution
Se conoce como Convención termidoriana el periodo que comienza con la caída de Robespierre, el 27 de julio de 1794. Una parte de los franceses aspiraba a una solución aceptable para todos. Los «termidorianos» querían dar por terminada la Revolución instalando una república conservadora: el Directorio. Este régimen, enmarcado en la Constitución del año III (22 de agosto de 1795), debe su nombre a los cinco directores que ejercían colectivamente el poder ejecutivo. No era cuestión de seguir dejando toda la autoridad en manos de los diputados; la colegialidad debía de evitar las derivas autoritarias. El Directorio tenía inspiración burguesa. Se caracterizó por el retorno al sufragio censitario o restringido para elegir, según el modelo inglés, a los miembros de las dos cámaras legislativas: el Consejo de los Quinientos y el Consejo de los Ancianos. Aunque durante mucho tiempo no se le otorgó demasiada importancia, el Directorio fue un importante laboratorio político, sobre todo para Europa, donde aparecieron varias «Repúblicas hermanas». A pesar de ello, no fue fácil acabar con la guerra civil. Este periodo estuvo pautado por una serie de complots y golpes de Estado, tanto de izquierda (neojacobinos) como de derecha (realistas), hasta el de Napoleón Bonaparte el 18 de brumario del año VIII (9 de noviembre de 1799) que marcó el fin del Directorio y el comienzo del Consulado. Este nuevo régimen autoritario estaba dirigido por tres cónsules, de los cuales solo el primero, Napoleón Bonaparte, nombrado cónsul vitalicio en 1802, concentraba en realidad el poder. Dos años más tarde, la proclamación del Primer Imperio señaló el final de la Primera República Francesa (1792-1804).
El directorio - 1795 - 1799
Incroyables y Merveilleuses (Increíbles y Maravillosas )
Las Maravillosas
Cette caricature de l’époque du Directoire[1] représente des jeunes bourgeois ou aristocrates qui affichent leur opposition à la Révolution en adoptant des tenues extravagantes. Le Directoire est ainsi une période faste pour la mode.
Les hommes, surnommés « Incroyables » ou plutôt « Inc’oyables » car ils refusent de prononcer la lettre « R » de la Révolution, portent des cravates volumineuses, des redingotes courtes ainsi que des bicornes et des souliers pointus qui rappellent ceux du Moyen Âge. Ils se distinguent aussi par leurs cheveux tressés ou abattus le long des tempes que l’on nomme « oreilles de chien ». La canne-gourdin fait également partie de leur panoplie; c’était une arme redoutable, utilisée dans les combats de rue entre royalistes et républicains.
Les femmes, appelées « Merveilleuses », portent des robes légères à la mode antique. Ces robes étant trop près du corps pour qu’on puisse y faire des poches, elles portent, à bout de bras ou attachés à la ceinture, de petits sacs appelés « réticules ». Elles exhibent d’autres précieux accessoires : perruques, éventails,bésicles[2] et arborent des chapeaux à longue visière.
Ces modes se font connaitre plus largement grâce à la caricature, comme cette planche qui eut un énorme succès et fut plusieurs fois reproduites.
[1] Directoire : Régime républicain et conservateur fondé par la Constitution de l’an III (22 août 1795), il tire son nom des cinq directeurs qui exercent ensemble le pouvoir exécutif.
[2] Bésicles : Anciennes lunettes sans branches qui se fixent sur le nez.
Les Croyables / Actifs du Palais ci-dev.t Royal.
Quatre couples en promenade.
La Revolución estuvo marcada por un largo periodo de guerras. Las numerosas campañas, caracterizadas por una movilización sin precedentes, permitieron salvar la República Francesa. Algunas victorias contribuyeron incluso a ampliar significativamente su anclaje territorial. Después de vencer a los prusianos en Valmy, el 20 de septiembre de 1792, los franceses tomaron la ofensiva tanto para «liberar» a los pueblos vecinos y extender la «civilización», como para proteger la República y exaltar la opinión interior. Las victorias de Jemmapes (6 de noviembre de 1792) y de Fleurus (26 de junio de 1794) llevaron a la anexión de la actual Bélgica. Otros territorios ganados fueron la Saboya, Niza, la margen izquierda del rio Rin y varias «Repúblicas hermanas» como la República Bátava y las repúblicas italianas. Desde el comienzo, la Revolución se vio afectada por la guerra civil. Para restaurar la monarquía, la autoridad de la Iglesia y las «tradiciones», aparecieron movimientos insurrectos en varias regiones de Francia, sobre todo en el Oeste, donde el nombre de la región de «Vendée» se había convertido en sinónimo de «Contrarrevolución». Durante el Directorio, la guerra y la demanda creciente de autoridad ofrecieron a muchos militares la oportunidad de ascender rápidamente varios escalones dentro del ejército y mostrarse como figuras políticas. Soldados brillantes como Kléber, Jourdan, Hoche o Marceau ascendieron con mucha rapidez en la jerarquía militar. Sin embargo, el ejemplo más emblemático de ascenso es el de Napoleón Bonaparte.
La Revolución y la guerra - 1792-1799
El reclutamiento militar
Au garde national. Enseigne de recrutement militaire.
Cette enseigne représente un soldat de la Garde nationale, milice[1] de volontaires créée le 14 juillet 1789 et commandée par le marquis de La Fayette. Le soldat porte l’uniforme du régiment des Gardes françaises qui a participé à la prise de la Bastille. Sur son habit, on reconnaît d’ailleurs la médaille d’or communale des Gardes françaises qui est la décoration des soldats vainqueurs de la Bastille.
Cette enseigne a été utilisée sous la Révolution pour enrôler des volontaires dans les armées. Le nombre de mobilisés pour les nombreuses campagnes militaires révolutionnaires est sans précédent. Le 11 juillet 1792, l'Assemblée proclame « la Patrie en danger » et demande à tous les volontaires d’affluer vers Paris. À défaut d'expérience et de discipline, les volontaires apportent leur ardeur patriotique à l’armée, mais celle-ci manque rapidement d’hommes et d’officiers. Le 5 septembre 1798, le service militaire est finalement rendu obligatoire par la loi Jourdan-Delbrel, dont le premier article stipule que « tout Français est soldat et se doit à la défense de la patrie ».
[1] Milice : Troupe armée non officielle.
Joyeux départ des volontaires aux armées
Le citoyen Nau-Deville, en uniforme de la garde nationale, faisant transporter un convoi d'armes et de munitions
El General Bonaparte
Portrait de Napoléon Bonaparte (1769-1821), général
Ce buste est l’un des premiers portraits sculptés du général NapoléonBonaparte, qui deviendra Napoléon Ier, premier empereur des français. Il témoigne de la popularité grandissante du jeune général qui vient de conquérir la gloire en Italie et qui s’apprête à triompher en Orient. À son retour, la France est en crise. Le 18 brumaire an VIII (9 novembre 1799), il orchestre un coup d’État contre le Directoire et, le lendemain, il est nommé consul provisoire et un mois plus tard Premier Consul.
Bonaparte est représenté grandeur nature et portant son uniforme de général. Son allure est conforme aux descriptions de l'époque : visage mince, joues creusées, menton volontaire, cheveux longs noués dans la nuque avec des mèches lui tombant sur les tempes et le front. Le manteau drapé sur l'épaule appartient à la tradition du portrait d'apparat sculpté qui sert à souligner la grandeur des princes et des souverains dans les poses officielles ou héroïques. Ce buste a connu un succès immédiat et de nombreuses copies en marbre et en bronze en seront réalisées par la suite.
Portrait de Bonaparte (1762-1821), général
Desde 1789, las señas más visibles del despotismo y de las desigualdades sociales fueron objeto de ataques, que se intensificaron con la huida del rey (20 de junio de 1791) y más todavía después de la caída de la monarquía (10 de agosto de 1792). En todo el territorio francés, se destrozaban las estatuas de reyes y santos, las cruces, las flores de lis y los escudos de armas monárquicos, dibujando en hueco un nuevo espacio público. Paralelamente, para atender a las necesidades de la guerra, muchas iglesias parisinas se utilizaban como lugares de reunión o se transformaban en hospitales, cuarteles o graneros. El término de «vandalismo» utilizado por el abate Grégoire en 1794 para denunciar esos actos oculta el hecho de que la gran mayoría de ellos eran organizados de manera concertada y obedeciendo a las leyes, y de que se castigaba a los autores de excesos. En vez de destruirlos, muchos objetos se conservaron y con frecuencia incluso se expusieron por primera vez al público. De esta manera, la Revolución inventó el concepto de «patrimonio», en el que se sustenta la creación de los primeros museos: el Museo de Historia Natural en junio de 1793, el Museo de Artes (actual Museo del Louvre) en noviembre de 1793, el Conservatorio de Artes y Oficios en octubre de 1794 o el Museo de Monumentos Franceses, fundado por Alexandre Lenoir en octubre de 1795.
DESTROZOS, TABLA RASA E INVENCIÓN DEL PATRIMONIO PARISINO
MUSEO DE LOS MONUMENTOS FRANCESES
La Salle d'introduction du musée des Monuments français.
Cette toile représente une salle du Musée des monuments français créé par le peintre Alexandre Lenoir. Il s’agit d’un des premiers musées français qui naissent sous la Révolution. Il ouvre au public en octobre 1795 dans les bâtiments du couvent des Petits-Augustins. Au début de la Révolution, il avait été transformé en dépôt destiné à accueillir les biens confisqués au clergé, à la suite du décret du 2 novembre 1789. L’objectif de Lenoir est de mettre ces nouveaux trésors nationaux à l’abri du « vandalisme » révolutionnaire et de la destruction des bâtiments, dont les nouveaux propriétaires se servent comme matériaux de construction.
Destiné à l’enseignement des citoyens, le cœur du musée se compose de plusieurs salles où des œuvres sculptées médiévales et modernes sont présentées suivant un classement chronologique qui permet au public de se faire une idée de l’évolution de la sculpture et de l’architecture en France. Les collections du musée permettent ainsi d’esquisser une nouvelle histoire de la Nation française.
Chaque salle se distingue des autres par un décor et une atmosphère particulière. La salle dédiée au XVe siècle, représentée ici, reçoit par exemple une décoration luxueuse, dans le goût de l’époque. Près du tombeau, au centre de la pièce, on reconnaît Lenoir en train de commenter le monument à un visiteur.
Portrait d'Alexandre Lenoir (1762-1839), fondateur du musée des monuments français
Le Jardin du Musée des monuments français, ancien couvent des Petits-Augustins
DESTRUCCIÓN DE TUMBAS REALES EN SAINT-DENIS
La Violation des caveaux des rois dans la basilique de Saint-Denis, en octobre 1793
Ce tableau représente la destruction des caveaux des rois conservés dans la basilique de Saint-Denis, la principale nécropole des rois de France depuis plusieurs siècles. La destruction des tombeaux est décrétée par la Convention nationale pour célébrer le premier anniversaire de la chute de la monarchie du 10 août 1792. En détruisant les symboles visibles de l’Ancien Régime, les révolutionnaires cherchent alors à faire table rase du passé.
Cette peinture montre comment ils sortent les cercueils de la crypte à l’aide de longues échelles avant de détruire les tombeaux et de jeter les dépouilles des rois dans des fosses communes. A travers la galerie souterraine détruite, on aperçoit les murs et les vitraux de la nef gothique de l’église. Le peintre joue sur le contraste entre l’obscurité de la crypte et l’élan lumineux, visible de la voûte. Cette toile est caractéristique du style du peintre Hubert Robert qui était fasciné par le thème des ruines antiques et, plus tard, par celles de la Révolution, ce qui lui a d’ailleurs valu le surnom de « Robert des ruines ».